Presenta su nuevo libro en el Parador de Mérida, escenario de algunas de las apariciones que investiga
MÉRIDA, 8 (EUROPA PRESS)
El periodista y escritor Javier Pérez Campos ha publicado su nuevo libro ‘Inmaturi. Los inocentes’, en el que repasa casos de fantasmas “de los que murieron antes de tiempo”, niños que se aparecen en diversos lugares del país, que el autor va recorriendo a través de sus páginas.
Y uno de estos lugares es el Parador de Mérida, en cuya habitación 205 algunos trabajadores del establecimiento y clientes han asegurado haber sentido o visto algunas cosas extrañas, como golpes cuando la habitación estaba vacía, el llanto de un niño en el armario, o aparecer la cama desecha cuando había sido hecha hacía unos minutos.
Por este motivo, Javier Pérez Campos (Ciudad Real, 1989) ha elegido el Parador de Mérida para presentar su nuevo libro ‘Inmaturi’, ya que es un edificio que a su juicio “supone un libro de historia en si mismo”, porque antes de ser alojamiento, a lo largo de los siglos ha tenido varios usos como hospital de pobres, “casa de dementes” o convento.
“Y en los lugares que ha habido sufrimiento se dice que algo queda”, ha asegurado el autor durante la presentación de este libro, que realizó a modo de visita guiada por los lugares más especiales del Parador de Mérida, como el sótano, el patio, la sala de la chimenea o la famosa habitación 205, donde se dice que aparece el fantasma del niño Augusto, y que está situada en el ala de la construcción original del edificio.
Se trata de la historia más antigua sobre apariciones infantiles en España que Pérez Campos ha localizado, ya que el fallecimiento de Augusto ocurrió en el siglo VI, cuando vivía junto a otros huérfanos atendidos por monjes, y fue enterrado sin decírselo a sus compañeros.
Por ese motivo, cuando uno de esos niños escuchó cómo Augusto le llamaba, no le extrañó, hasta que lo vió “bañado por un claro de luz de luna” y “vestido con unas túnicas blancas, similares a una mortaja”, relata el autor en el libro.
También la familia que vive en el Parador de Mérida ha relatado que durante el confinamiento por la pandemia, en la que vivían solos en el edificio, su hijo de pocos años hablaba de que veía a un “nene” por el pasillo que “quería jugar con él”, ha relatado Javier Pérez durante la presentación de su nuevo libro.
APARICIONES POR TODO EL PAÍS
La del niño Augusto y el Parador de Mérida centra dos capítulos de los 15 con los que cuenta ‘Inmaturi’, muchos de ellos localizados en Extremadura, como el fantasma de un niño que se apareció en una carretera de la provincia de Badajoz, otro que ha sido visto a las puertas del cementerio de Aceitunilla, en Las Hurdes, o el de una madre con su hijo ensangrentado cerca de Talavera la Real.
También a lo largo de su trabajo de investigación, Pérez Campos relata la historia del niño que se aparece en el Edificio de Hacienda en Vitoria, el que otro niño pudo ver en varias ocasiones en una finca de Sevilla, o el que aterrorizó a una pareja de vivía en un piso en Madrid, entre otros casos.
Todos estos casos son investigados y plasmados por Javier Pérez Campos en el que supone su quinto libro, ‘Inmaturi’, editado por Planeta, en el que “de alguna forma”, a su juicio, se está “dignificando algo que no estaba dignificado”, por lo que ha valorado que su publicación supone que “alguien tome en serio algo que no siempre se toma en serio”, ha lamentado.
Según ha relatado Pérez Campos en la presentación, él empezó “a perseguir misterios leyendo un libro”, y ahora son muchos lectores de sus libros “los que se han lanzado a la carretera a buscar los misterios que voy contando, y eso me encanta”.
Las más de 300 páginas que tiene el libro, que está prologado por Aldo Linares, están ilustradas con dibujos de algunos de los casos, o fotografías de los lugares donde ocurren las apariciones o de personas que han sido testigo de éstas.
El autor, conocido entre el público por ser reportero del programa de televisión ‘Cuarto Milenio’ de Cuatro, reflexiona a lo largo de la obra sobre por qué “el fantasma del niño es el más temido”, y considera que es “porque viene a recordarnos que nada tiene por qué ser justo ni equilibrado”, por lo que concluye su libro con un epílogo, que a modo de moraleja titula “todo es ahora”.
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