MÉRIDA, 19 (EUROPA PRESS)
Cinco grandes murales revitalizarán la barriada de La Antigua de la capital extremeña, donde se pondrá en marcha el Museo de Muralismo Contemporáneo de Mérida, que irá incorporando nuevas obras en los próximos años.
Obras, también de arquitectura y escultura, en las paredes de viviendas y en la propia calle de esta barriada, según ha explicado el alcalde, Antonio Rodríguez Osuna, en una visita al trabajo que está realizando los artistas.
El primer edil ha explicado que se ha elegido esta zona de la ciudad para ubicar este nuevo museo, por una parte, por ser un barrio “referente”, con casas “viejas”, cuya principal característica son sus paredes blancas, consiguiendo a través de estas obras que se puede “regenerar” ese tejido urbano haciendo que los jóvenes decidan vivir en ese barrio.
Por otra parte, el otro motivo es que se convierta en un nuevo recurso turístico porque el muralismo es una “nueva” disciplina artística que se ha transformado en un nuevo atractivo para los turistas en las ciudades europeas, por lo que así los visitantes conocen el patrimonio histórico-artístico y otras nuevas corrientes artísticas.
Asimismo, el primer edil ha destacado que en estos murales se plasmarán referencias del folclore de la ciudad, como la mártir Santa Eulalia, ya que guardan relación, entre otros, con la arquitectura urbana, el turismo, la infancia y con las costumbres Mérida, por lo que todos ellos estarán vinculados con la ciudad.
Los murales estarán finalizados antes de que finalice el año o principios de 2023 en función de la meteorología, y todos tendrán una placa identificativa y se incluirán en el circuito turístico de la ciudad.
El presupuesto de este proyecto, en el que ha colaborado la Asociación de Vecinos de Nuestra Señora de la Antigua recabando los permisos de los residentes para pintar en las paredes, se ha extraído de una modificación del remanente positivo de la tesorería de 100.000 euros, aunque el alcalde ha afirmado que “desconoce” si se ejecutará el total del presupuesto porque los contratos con los artistas son “independientes”, cada uno tiene un caché, pero esa cantidad inicial se ha destinado para materiales o pintura.
Además, Antonio Rodríguez Osuna ha recalcado que vienen trabajando con esta idea desde “hace años”, y que formaba parte del proyecto político del gobierno municipal que era revitalizar la zona y darle un nuevo recurso turístico a la ciudad.
LOS ARTISTAS Y SUS OBRAS
A falta de que se incorpore algún artista de “prestigio internacional”, en estos primeros murales participan cinco artistas y colectivos, entre ellos la artista japonesa Mina Hamada, afincada en Barcelona.
Entre los grupos, entre ellos el Colectivo Licuado de Uruguay, harán referencia en sus obras al turismo, el urbanismo y la cultura de la ciudad.
También se encuentran colectivos nacionales procedentes de Cataluña y País Vasco, como Reskate, el artista extremeño Daniel Muñoz, y el madrileño Félix Reboto, cuyo nombre artístico es Spok Brillor.
La obra de Mina Hamada se basa en una recreación de un mundo imaginario a través de más de cien dibujos de niños de cinco años de centros educativos de la ciudad que Hamada ha recibido con el objetivo de que Mérida sea “más feliz”, según ha explicado la artista” y, a través de este ellos, ha combinado su estilo y está haciendo un mural “con el sueño de los niños”.
Es un mural “muy colorido”, porque Hamada ha explicado que los colores le dan “alegría”, y espera que para la gente de la ciudad le resulte “alegre” y “feliz”.
Por primera vez, la artista ha incorporado en sus obra la figura humana junto a otros elementos que han dibujado los más pequeños como son los animales libros, la naturaleza o los juegos, por lo que destaca en el diseño la inclusión de dos árboles, que se encuentran frente al mural, y que, mediante un juego visual, varía la visión de la obra según vayan pasando las estaciones.
Mientras que el mural del colectivo Reskate está realizando un mural fotoluminiscente, de tal manera que la visión de la obra durante el día se complementa con elementos que solo son visibles durante la noche, y representa de esta manera a la mártir Santa Eulalia como una niña, ya que, según los artistas, María López y Javier de Riba, siempre se ha representado “como más adulta de lo que fue”.
El objetivo de esta obra es apelar a las realidades del barrio, la brecha intergeneracional, a través de un icono muy conocido en la ciudad, en el que se puede apreciar a la mártir oculta tras la bruma portando una palma en sus manos durante el día, mientras que por la noche se la puede ver orgullosa y esperanzada, por lo que se convierte, según los artistas, en una representación “modernizada de Santa Eulalia”.
Asimismo, Spok Brillor, representante del arte urbano de la vieja escuela, ha escogido una de las medianeras más características del barrio, consiguiendo elaborar un juego de perspectivas en las que pone en valor las viviendas sociales de la zona y las eleva a la categoría de obra de arte gracias a los elementos que la componen, haciendo confundir lo real con lo figurado.
En este diseño, se incorporan imágenes antiguas del entorno en formato postal, en las que se pueden ver la historia de la barriada a través del hiperrealismo, en los que el artista se ha basado en la matriz de “edificios iguales” que pueden llegar a ser “laberínticos”, reduciendo todos ellos al tamaño de un libro en que te explica “todo” en sus páginas.
En cuanto al mural del Colectivo Licuado de Uruguay, se ha plasmado la importancia de las ropas como elemento de unión entre la ciudad y el barrio y lo ha conseguido gracias a la colaboración de la Asociación folclórica y Cultural Nuestra Señora de La Antigua que ha recabado información sobre la historia del grupo, sus bailes y festejos.
La composición de este diseño se centra en figuras cercanas al arte de la cultura clásica en las que se encuentran movimiento de los bailes del folclore, en las que se podrá apreciar una colección de figuras danzantes, dándole así el valor que aporta como elemento de identidad.
Por último, el artista extremeño Daniel Muñoz se ha interesado por las relaciones entre la barriada y el Circo Romano como una extensión de la unión entre los turistas y los ciudadanos, por lo que para su elaboración ha realizado entrevistas a responsables y ha visitado espacios del barrio y del patrimonio de la ciudad.
El mural simula ser una estantería en los que se encuentran diferentes elementos escultóricos romanos y de la cultura clásica que recrean a turista fotografiando los enclaves de la ciudad, convirtiéndose así en un análisis simbólico sobre como los vecinos y los visitantes se relacionan entre sí en una ciudad Patrimonio de la Humanidad como es Mérida.
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