Navidad y turrón siempre van muy ligados, una tradición que se instala en los hogares españoles cada mes de diciembre y enero para endulzar las comidas familiares. Y es que este preciado producto supone uno de los frecuentes en cada uno de los combites tan especiales.
Y es que Jijona ha sido el rey del turrón por antonomasia desde hace décadas. Un reinado al que le ha salido una increíble competencia, el humilde pueblo pacense de Castuera.
Este municipio extremeño de unos 5700 habitantes que se llena de vida e ilusión para fabricar uno de los mejores turrones de España, suponiendo un importante recurso económico del pasado, presente y futuro.
El tradicional turrón de Castuera lleva la almendra entera, comercializándose en múltiples formatos, desde la tableta de medio kilo, hasta las porciones individuales de 25 gramos, que según el gerente de Turrones Rey, Felipe Rey, “no hay mejor barrita energética que ésta es una estrella gastronómica.
Un producto al que se le ha realizado hasta el Museo del Turrón, como un producto emblema de esta localidad y que se distribuye a más de 20 países de Centroeuropa, América del Sur, Centroamérica y Norteamérica.
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