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El director Mario Martínez presenta al público al cineasta extremeño Manuel Pérez-Sala de mediados del siglo pasado

Sus trabajos suponen las primeras piezas de cine a color y sonoro hecho en Extremadura

CÁCERES, 19 (EUROPA PRESS)

El director emeritense Mario Martínez Sáenz ha sacado a la luz la obra del cineasta cacereño Manuel Pérez-Sala, que fue Premio Nacional de Cinematografía Amateur en 1961, cuyos trabajos permanecían en poder de la familia en un armario de un piso de Cáceres hasta que han sido recuperados fruto del trabajo de fin de carrera del joven estudiante de la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC).

Martínez ha recuperado las seis grandes obras de Pérez-Sala, dos documentales y cuatro largometrajes, junto a todo el material doméstico que este cacereño de adopción rodó en las décadas de los 40’s, 50’s y 60’s del siglo pasado, y que suponen las primeras piezas de cine a color y sonoro en Extremadura.

Los más de 30 títulos, grabados en 16mm entre 1940 y 1961, han sido remasterizados en copias 4K en la Filmoteca de Cataluña, gracias a un convenio con la ESCAC, y posteriormente las copias se trasladarán a la Filmoteca de Extremadura, en Cáceres, donde se preservará de forma digital toda la obra fílmica del primer gran cineasta extremeño, Manuel Pérez-Sala.

El joven cineasta ha dado a conocer este trabajo en una rueda de prensa junto al concejal de Cultura del Ayuntamiento de Cáceres, Jorge Suárez, quien ha resaltado la importancia de dar a conocer el legado de Pérez-Sala en el mundo del cine, ya que se trata de los primeros trabajos cinematográficos de los que se tiene constancia en Extremadura, al tiempo que ha agradecido la investigación del joven cineasta emeritense sobre aspectos culturales de su tierra.

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Y es que estas imágenes constituyen las primeras grandes obras de cine extremeño amateur, de ficción y no ficción, en el que un director extremeño retrata la región con su propio trabajo audiovisual. Suponen, también, las primeras piezas a color y sonoro del séptimo arte en Extremadura.

La colección de Pérez-Sala está integrada por más de 30 títulos de cine convencional y doméstico, entre los que destacan sus seis grandes trabajos: Éxodo de Salvación (1954), Wolfram (1956), Montehermoso (1957), Imperator (1958), Norba Caeserina (1959) y su última película, Égloga (1961).

Respecto a cómo empezó la investigación, Mario Martínez ha relatado que como extremeño y cineasta, “esta investigación nació de una búsqueda de referentes”. “Como extremeños, casi siempre se nos ha negado nuestra propia mirada. Estamos acostumbrados a que Extremadura se venda como plató y que sean siempre producciones extranjeras las que vengan a aprovecharse de las riquezas de la región. Quise buscar el cine hecho por los propios extremeños y darle la importancia histórica que merece”, ha apuntado.

PIEZAS DE LA IDENTIDAD DE EXTREMADURA

Así, cree que estas obras de Pérez-Sala “deben ser reconocidas como parte del patrimonio cultural y artístico, considerándolas piezas clave de la identidad del pueblo extremeño”. Es ahora el momento de ser conscientes de su relevancia y darle el valor que merecen. Hemos recuperado parte de nuestro pasado, de todos los extremeños, y con lo cual ahora podemos ver con ojos más abiertos el presente”, ha resaltado.

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En su intervención ha destacado la relevancia que tiene poner en valor al cine extremeño y a los extremeños trabajadores en el sector audiovisual, porque “Extremadura no se puede entender sin el exilio, un exilio en presente en el que profesionales como yo nos vemos obligados a partir en búsqueda de nuevas oportunidades. Muchos allí se quedan, pero otros deciden volver para poder hablar de lo nuestro”.

En este sentido, ha reconocido la importancia que tienen las instituciones que “deben apostar por esas voces que, si no, encontrarán otros escenarios fuera de la región y acabarán olvidándose de ella”. “Estamos en una nueva época para el cine extremeño; tenemos capital humano de sobra y poco a poco está entrando el económico. Hay que apostar por la cantera que tenemos aquí y fomentar proyectos que unan”, ha dicho.

“El cine es cultura y puede ser un motor de la región, pero muchos se van fuera porque, ni siquiera, se ha sentado nadie con ellos para debatir la posibilidad de realizar aquí las cosas. Sé de sobra, por experiencia propia y la de compañeros, lo complicado que es traer de vuelta a profesionales extremeños para rodar proyectos cinematográficos en nuestra propia tierra. Debemos cambiar las intenciones: hacer cosas desde aquí, con los de aquí, y no que vengan otros a hacerlas”, ha subrayado.

Martínez Sáenz ha destacado la colaboración conjunta de la ESCAC y la Filmoteca de Cataluña para llevar a cabo este trabajo de investigación y recuperación, y ha agradecido su colaboración a Arturo Fernández Salas, nieto del primer gran cineasta extremeño, que es quien le ofreció estas películas “de manera desinteresada y con la única intención de restaurarlas de la mejor manera posible”.

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Desde el consistorio cacereño se está buscando una fecha para rendir un homenaje al histórico director extremeño Pérez-Sala, con una exposición y reestreno de sus películas en el Gran Teatro de Cáceres, setenta años después de que se proyectaran por primera vez en el mismo lugar.

BIOGRAFÍA DE MANUEL PÉREZ SALAS

Manuel Pérez-Sala (Novelda, 1906-Cáceres 1986) se traslada durante la Guerra Civil Española a Cáceres, donde se establece hasta su muerte y realiza la totalidad de su obra fílmica. Siempre se consideró a sí mismo como cacereño.

De profesión contratista, se inició en las artes gracias a su afición a la fotografía, aunque al poco tiempo adquirió una cámara de cine de 9.5mm, con la que comenzó a retratar la realidad extremeña de los años 40. En la década de los 50, da el salto al cine amateur y fundó una pequeña productora de cine con la que comienza a rodar obras de ficción y no ficción en 16mm.

Pérez-Sala gozó de gran reconocimiento en su época en el panorama nacional y fue ampliamente galardonado. Una de sus películas, Montehermoso (1957), fue elegida para representar a España en el Festival Internacional de Cine Amateur de Badem (Alemania), en 1958. Y su última película, Égloga (1961), se alzó con el Premio Nacional de Cinematografía Amateur de 1961, poniendo broche de oro a su carrera.


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